Algunas de las necesidades del maestro cristiano
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Dios, él os elevará. Confiadle vuestro trabajo; trabajad con fidelidad
y sinceridad, y hallaréis que la labor de cada día trae su recompensa.
Los maestros deben tener una fe viva, o se separarán de Cristo. El
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Salvador no pregunta de cuánto favor gozamos en el mundo, cuánta
alabanza estamos recibiendo de los labios humanos; pero sí nos pide
que vivamos de tal manera que pueda poner su sello sobre nosotros.
Satanás está procurando arrojar su sombra sobre vuestra senda, a fin
de estorbar el éxito de vuestro trabajo. Debéis tener en vosotros un
poder de lo alto, para que en el nombre de Jesús de Nazaret podáis
resistir el poder que obra de abajo. Tener en el corazón el Espíritu de
Cristo es infinitamente más importante que poseer el reconocimiento
del mundo.
Al maestro ha sido confiada una gran obra, una obra para la cual,
en su propia fuerza, es completamente insuficiente. Sin embargo,
si comprendiendo su propia debilidad se aferra a Jesús, llegará a
ser fuerte en la fortaleza del Poderoso. Aplicará a su tarea difícil la
paciencia, la tolerancia y la amabilidad de Cristo. Su corazón estará
inflamado del mismo amor que indujo al Señor de vida y gloria a
morir por un mundo perdido. La paciencia y la perseverancia no
dejarán de tener su recompensa. Los mejores esfuerzos del maestro
fiel resultarán a veces inútiles, y sin embargo él verá el fruto de su
labor. Caracteres nobles y vidas útiles recompensarán ricamente sus
afanes y trabajos.
* * * * *
Vale la pena trabajar con la naturaleza humana. Esta ha de ser
elevada, refinada, santificada y adornada con el atavío interior. Por
la gracia de Dios en Cristo Jesús, que revela la salvación, la inmor-
talidad y la vida, su herencia ha de ser educada, no en las minucias
de la etiqueta, las modas y formas del mundo, sino en la ciencia de
la piedad.
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