Página 416 - Consejos para los Maestros (1971)

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Capítulo 72—La educación más esencial para los
obreros evangélicos
Hay obreros cristianos que no recibieron educación en ningún
colegio, porque les era imposible conseguirla; pero Dios ha dado
evidencia de que los ha escogido y ordenado, para que vayan y
trabajen en su viña. Los ha hecho eficaces colaboradores suyos.
Tienen un espíritu susceptible de ser enseñado; sienten que dependen
de Dios; y el Espíritu Santo está con ellos para ayudarles en sus
flaquezas. Vivifica y vigoriza la mente, dirige los pensamientos y
ayuda eficazmente en la presentación de la verdad.
Cuando el obrero se halla delante de la gente para impartir las
palabras de vida, se oye en su voz el eco de la voz de Cristo. Es
evidente que anda con Dios, que ha estado con Jesús y ha aprendido
de él. Ha introducido la verdad en el santuario íntimo del alma; es
para él una realidad viviente; y presenta la verdad con demostración
del Espíritu y poder. La gente oye el grato sonido; Dios habla a su
corazón por el hombre consagrado a su servicio.
Cuando el obrero ensalza a Jesús por el Espíritu, se vuelve real-
mente elocuente. Es fervoroso y sincero, y muy amado de aquellos
por quienes trabaja. ¡Qué pecado recaería sobre cualquiera que es-
cuchase a un hombre tal simplemente para criticarle, tomar nota de
sus faltas de gramática o su pronunciación incorrecta, y ridiculizar
esas faltas! ...
El orador que no ha tenido educación cabal puede a veces caer
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en errores de gramática o de pronunciación; tal vez no emplee las
expresiones más elocuentes, o las imágenes más bellas; pero si se
ha alimentado él mismo del pan de vida, si bebió de la fuente de
vida, puede alimentar a las almas hambrientas, y dar agua de vida al
sediento. Sus defectos serán perdonados y olvidados. Sus oyentes
no sentirán cansancio ni disgusto, sino que agradecerán a Dios por
el mensaje de gracia a ellos enviado por su siervo.
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