Página 299 - Consejos para los Maestros (1971)

Basic HTML Version

Si no se reconoce al mensajero de Dios
295
como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Mateo 5:48
.
Así como Dios es perfecto en su alta esfera de acción, el hombre
puede ser perfecto en su esfera humana.
El ideal del carácter cristiano es la semejanza con Cristo. Se
abre delante de nosotros una senda de progreso continuo. Tenemos
un objeto que alcanzar, una norma que cumplir, que incluye todo
lo bueno, puro, noble y elevado. Debemos esforzarnos de continuo
y progresar constantemente hacia adelante y hacia arriba, hacia la
perfección del carácter...
Sin la acción divina, el hombre no puede hacer cosa buena alguna.
Dios invita a todo hombre a arrepentirse. Sin embargo, el hombre no
puede hacerlo a menos que el Espíritu Santo obre sobre su corazón.
Pero el Señor no quiere que ningún hombre aguarde hasta pensar
que se ha arrepentido, antes de dar el paso hacia Jesús. El Salvador
está induciendo continuamente a los hombres al arrepentimiento; lo
único que necesitan es someterse a su atracción y que su corazón se
enternezca penitentemente.
[352]
Se le concede al hombre una parte en esta gran lucha por la vida
eterna: debe responder a la acción del Espíritu Santo. Se requerirá
una lucha para vencer a las potestades de las tinieblas, y el Espíritu
obra en él para lograrlo. Pero el hombre no es un ser pasivo, que
se haya de salvar en la indolencia. Está llamado a esforzar todo
músculo y ejercitar toda facultad en la lucha por la inmortalidad; sin
embargo, es Dios quien imparte la eficiencia. Ningún ser humano
puede salvarse en la indolencia. El Señor nos ordena: “Esforzaos a
entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán
entrar, y no podrán”.
Lucas 13:24
. “Entrad por la puerta estrecha;
porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es
la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan”.
Mateo 7:13, 14
.
Influencias profanas en acción
Ruego a los alumnos de nuestras escuelas que manifiesten serie-
dad. La frivolidad de los jóvenes no agrada a Dios. Sus deportes y
juegos abren la puerta a un raudal de tentaciones. Poseen una dote
celestial de Dios en sus facultades intelectuales, y no deben permitir