Página 153 - Consejos para los Maestros (1971)

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La lección bíblica
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significado, que son inagotables. Estimulad a los niños y jóvenes a
buscar sus tesoros, tanto de pensamiento como de expresión.
A medida que la belleza de estas cosas preciosas atraiga su
mente, un poder suavizante y subyugador tocará su corazón. Serán
atraídos hacia Aquel que así se les ha revelado. Y serán pocos los
que no desearán conocer más de sus obras y caminos.
La victoria de la fe
Mucho tienen que aprender los niños y los jóvenes acerca de
la piedad temprana. “Esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe”.
1 Juan 5:4
. Esa fe no debe ser inducida a abrazar senti-
mientos supersticiosos y ficticios. Dejad fuera de vuestra enseñanza
las tales ideas, y dad a los niños y a los jóvenes la misma clase de
instrucción que dio Cristo: lecciones de fe en un claro “así dice
Jehová”.
La obra de vencer el mal debe ser hecha por la fe. Los que
salgan al campo de batalla encontrarán que deben revestirse de
toda la armadura de Dios. El escudo de la fe será su defensa, y
los habilitará a ser más que vencedores. Ninguna otra cosa tendrá
valor sino la fe en Jehová de los ejércitos, y la obediencia a sus
órdenes. Los vastos ejércitos pertrechados con todas las otras cosas
no tendrán valor alguno en el último gran conflicto. Sin fe, una hueste
angélica no podría ayudar. Solamente la fe viva los hará invencibles,
y los habilitará para subsistir en el día malo, manteniéndose firmes,
inconmovibles, y conservando firme hasta el fin el comienzo de su
confianza.
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Los jóvenes y las señoritas que no den evidencia de que la ver-
dad ha comenzado en su corazón su obra santificadora, fracasarán si
intentan enseñar en alguna escuela de iglesia. Nadie debe elegir el
lugar más fácil, ni procurar comprender de la Palabra de Dios sola-
mente lo que le agrada, obedeciendo las cosas que armonizan con
sus deseos, y excusándose de aceptar lo que contraría sus inclinacio-
nes, y les exige que lleven la cruz con abnegación. Especialmente
los maestros de los niños y jóvenes deben aprender la obediencia. La
verdadera fe pregunta al Señor: “¿Qué quieres que haga?” Y cuando
el Maestro señala el camino, la fe está dispuesta a hacer su voluntad,
a costa de cualquier penuria o sacrificio.