Página 387 - Consejos para los Maestros (1971)

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Capítulo 67—El estudiante de medicina
Mientras procura prepararse para su vocación, el estudiante de
medicina debe ser estimulado a alcanzar el más alto desarrollo posi-
ble en todas sus facultades. Sus estudios, por exigentes que sean, no
necesitan forzosamente minar su salud física, ni disminuir su goce en
las cosas espirituales. A través de toda su preparación, puede crecer
continuamente en la gracia y en el conocimiento de la verdad, y al
mismo tiempo aumentar constantemente la reserva de conocimiento
que le hará un sabio en su profesión.
A los estudiantes de medicina quisiera decirles: Iniciad vuestro
curso de estudios con la resolución de hacer lo recto y conservar los
principios cristianos. Huid de la tentación, y evitad toda influencia
en favor del mal. Conservad vuestra integridad de alma. Mantened
un aprecio concienzudo de la verdad y la justicia. Sed fieles en las
responsabilidades más pequeñas, y mostraos reflexivos, críticos, con
corazón sano e íntegros, siendo leales a Dios y fieles a la humanidad.
Hay oportunidades delante de vosotros; si sois estudiosos y
sinceros, podréis obtener una educación del más alto valor. Sacad el
mejor partido de vuestros privilegios. No os conforméis con proezas
comunes; procurad calificaros para ocupar puestos de confianza en
relación con la obra del Señor en la tierra. Unidos con el Dios de
sabiduría y poder, podéis llegar a ser intelectualmente fuertes, y ser
cada vez más capaces como ganadores de almas. Podéis llegar a ser
hombres y mujeres de responsabilidad e influencia, si, por el poder
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de la voluntad, acoplada con la fuerza divina, os dedicáis con fervor
al trabajo de obtener la preparación adecuada.
Ejercitad las facultades mentales, y en ningún caso descuidéis el
desarrollo físico. No permitáis que la pereza intelectual os cierre el
paso a mayores conocimientos. Aprended a reflexionar tanto como
a estudiar, para que vuestra mente se expanda, se fortalezca y se
desarrolle. Nunca penséis que habéis aprendido bastante, y que
podéis ahora disminuir vuestros esfuerzos. La mente cultivada es la
medida del hombre. Vuestra educación debe continuar durante toda
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