Página 450 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
maestros deben andar muy cerca de Dios. El Señor pide jóvenes
fuertes, consagrados y abnegados que avancen hacia el frente, y que,
después de un corto tiempo pasado en la escuela, salgan preparados
para dar el mensaje al mundo.
De nuestros colegios y escuelas preparatorias deben ser envia-
dos misioneros a los campos lejanos. Mientras están en la escuela,
aprovechen los estudiantes toda oportunidad de prepararse para este
trabajo. Aquí se los prueba, para ver cuál es su adaptabilidad, y si
tienen confianza en el cielo. Si tienen una relación viva con el cielo,
ejercerán una buena influencia sobre aquellos con quienes lleguen a
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tratar.
Una experiencia valiosa
Mientras vivíamos en Cooranbong, donde está establecida la
escuela de Avondale, hubo que considerar la cuestión de las diver-
siones. “¿Qué proveeremos para la diversión de nuestros estudian-
tes?” preguntó el personal docente. Hablamos del asunto, y luego
me presenté ante los estudiantes y les dije:
“Podemos ocupar nuestra mente y nuestro tiempo provechosa-
mente sin procurar idear métodos para divertirnos. En vez de dedicar
el tiempo a los juegos que tantos estudiantes practican, esforzaos
por hacer algo para el Maestro.
“La mejor conducta que podáis seguir consiste en participar en la
obra misionera en favor de la gente del vecindario y de las colonias
cercanas. Cada vez que escuchéis un discurso interesante, tomad
notas y anotad los pasajes que usa el ministro, a fin de poder repasar
cuidadosamente el tema. Luego, después de un estudio cabal, pronto
podréis presentar una sinopsis de los discursos, en forma de estudios
bíblicos, a algunos de los que no vienen a nuestras reuniones”.
Los estudiantes mayores decidieron seguir esta sugestión. Ce-
lebraban reuniones nocturnas para estudiar juntos las Escrituras.
Trabajaron primero unos por otros, y como resultado de los estudios
bíblicos entre sí, unos cuantos de los no convertidos fueron ganados
para la verdad. Y el esfuerzo que hicieron en favor de los vecinos fue
una bendición, no solamente para ellos mismos, sino para aquellos
en favor de quienes trabajaban.