La salud y la eficiencia
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hecho nunca un esfuerzo resuelto por dominar el apetito, o por
observar las debidas reglas de la alimentación. Algunos comen
demasiado en las comidas, y otros entre horas, cuandoquiera se
presenta la tentación.
La necesidad de tener cuidado en los hábitos de la alimentación,
debe ser inculcada en la mente de los alumnos. Se me ha instruido
que a los que asisten a nuestras escuelas no se les debe servir ali-
mentos a base de carne y preparaciones de alimentos que se conocen
como malsanos. No debe colocarse sobre la mesa cosa alguna que
contribuya a alentar un deseo de estimulantes. Apelo a todos para
que se nieguen a comer las cosas que perjudican la salud. Así pueden
servir al Señor con sacrificio.
Los que obedecen las leyes de la salud dedicarán tiempo y refle-
xión a las necesidades del cuerpo y a las leyes de la digestión. Serán
recompensados con claridad de pensamiento y fuerza mental. Por
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otro lado es posible que uno eche a perder su experiencia cristiana
abusando del estómago. Las cosas que estorban la digestión ejercen
una influencia embotadora sobre los sentimientos más delicados
del corazón. Lo que oscurece y empaña la piel, también nubla los
ánimos y destruye la alegría y paz de la mente. Todo hábito que per-
judique la salud reacciona sobre la mente. Es tiempo bien gastado el
que se dedica al establecimiento y conservación de una robusta salud
física y mental. Los nervios firmes y serenos, y la circulación sana
ayudan a los hombres a seguir los principios correctos y a prestar
atención a los impulsos de la conciencia.
La ventilación y la higiene
Debe dedicarse atención especial a la ventilación y las instala-
ciones sanitarias. El maestro debe hacer uso práctico en la escuela
de su conocimiento de los principios de la fisiología y de la higiene.
Así puede proteger a sus alumnos contra muchos peligros a los cua-
les se hallan expuestos por la ignorancia y el descuido de las leyes
sanitarias. Muchos miles han sido sacrificados porque los maestros
no prestaron atención a estas cosas.
Deben evitarse los cambios repentinos de temperatura. Debe te-
nerse cuidado para que los alumnos no se resfríen por estar sentados
en las corrientes de aire. No es cosa segura que el maestro regule el