Página 145 - Consejos para los Maestros (1971)

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Capítulo 22—La obra de la escuela de iglesia
La Iglesia tiene una obra especial que hacer en cuanto a educar
y preparar a sus niños para que, mientras asisten a la escuela o tie-
nen cualquier otro trato, no sientan la influencia de los de hábitos
corruptos. El mundo está lleno de iniquidad y desprecio de los re-
querimientos de Dios. Las ciudades han llegado a ser como Sodoma,
y nuestros hijos están diariamente expuestos a muchos males. Los
que asisten a las escuelas fiscales, se asocian a menudo con otros
más descuidados que ellos, a quienes, fuera del tiempo que pasan
en el aula de clases, se les deja obtener una educación callejera. Los
corazones de los jóvenes se impresionan fácilmente; y a menos que
los que los rodean sean de carácter correcto, Satanás empleará a los
niños descuidados para influir en aquellos a quienes se educa más
cuidadosamente. De esta manera, antes que los padres observadores
del sábado sepan lo que está sucediendo, sus hijos habrán aprendido
las lecciones de la depravación, y se habrán corrompido sus almas...
Se necesitan escuelas de iglesia
Muchas familias que, con el fin de educar a sus hijos, se trasladan
a lugares donde están establecidas nuestras escuelas mayores, pres-
tarían mejor servicio al Maestro quedando donde están. Debieran
animar a la iglesia de la cual son miembros a establecer una escuela
primaria donde los niños de su seno podrían recibir una educación
cristiana completa y práctica. Sería inmensamente mejor para sus
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hijos, para sí mismos y para la causa de Dios, que quedasen en las
iglesias menores, donde es necesaria su ayuda, en vez de ir a las
iglesias mayores donde, debido a que no se los necesita, están en la
constante tentación de caer en la inactividad espiritual.
Dondequiera que haya algunos observadores del sábado, los pa-
dres deben unirse para proveer un lugar apropiado para una escuela
diurna donde sus niños y jóvenes puedan ser instruidos. Deben em-
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