Página 69 - Consejos para los Maestros (1971)

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La educación correcta
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peculiares y capacidades mentales, para ejercitar sus facultades más
fuertes cuando sea necesario.
Los maestros no deben detenerse allí, sino prestar atención espe-
cial al cultivo de las facultades más débiles, a fin de que todas las
potencias sean ejercitadas, y llevadas hacia adelante de un grado de
fuerza a otro, para que la mente alcance las debidas proporciones.
Una causa de inestabilidad en los jóvenes
Hay muchas familias de niños que parecen bien educados mien-
tras están bajo la disciplina del adiestramiento; pero cuando el siste-
ma que los sujetaba a reglas fijas se quebranta, parecen incapaces
de pensar, actuar o decidir por sí mismos. Estos niños han estado
durante tanto tiempo bajo una regla férrea que no les permitía pen-
sar y actuar por su cuenta en las cosas en que era muy propio que
lo hicieran, que no tienen confianza en sí mismos para actuar de
acuerdo con su propio juicio, ni tienen opinión propia. Cuando se
apartan de sus padres para actuar por su cuenta, son fácilmente lle-
vados en la mala dirección por el juicio ajeno. No tienen estabilidad
de carácter. No han tenido que depender de su propio juicio en la
medida y hasta donde fuese practicable y, por lo tanto, su mente
no se ha desarrollado ni fortalecido debidamente. Han estado tan-
to tiempo dominados absolutamente por sus padres, que dependen
completamente de ellos; sus padres les son mente y juicio.
Por otra parte, no hay que dejar que los jóvenes piensen y actúen
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independientemente del juicio de sus padres y maestros. Se les debe
enseñar a los niños a respetar el juicio experimentado. Se los debe
educar de tal manera que su mente esté unida con la de sus padres
y maestros, e instruirlos de manera que puedan ver cuán propio
es escuchar su consejo. Entonces, cuando se aparten de la mano
guiadora, su carácter no será como el junco que tiembla al soplo del
viento...
Los padres y maestros que se jactan de tener completo dominio
de la mente y voluntad de los niños que están bajo su cuidado,
dejarían de jactarse si pudiesen ver la vida futura de los así puestos
en sujeción por la fuerza o el temor. Están casi completamente sin
preparación para participar en las severas responsabilidades de la
vida. Cuando estos jóvenes ya no estén bajo sus padres y maestros,