Página 70 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
y se vean obligados a pensar y a actuar por sí mismos, es casi seguro
que seguirán un curso erróneo, y cederán al poder de la tentación.
No tendrán éxito en esta vida, y las mismas deficiencias se verán en
su vida religiosa.
Si los instructores de los niños y jóvenes pudiesen ver delante
de sí el resultado futuro de su disciplina errónea, cambiarían su plan
de educación... Nunca quiso Dios que una mente humana estuviese
bajo el dominio completo de otra. Los que hacen esfuerzos para que
la individualidad de sus alumnos se fusione con la suya propia, y
quieren ser mente, voluntad y conciencia para ellos, asumen terri-
bles responsabilidades. Estos alumnos pueden, en ciertas ocasiones,
parecer como soldados bien adiestrados; pero cuando desaparezca la
restricción, se verá en ellos una falta de acción independiente regida
por principios firmes.
Son maestros más útiles y los que tienen éxito más permanente
los que se proponen educar de tal manera a sus alumnos, que éstos
puedan ver y sentir que está en ellos el poder ser hombres y mujeres
de principios firmes, calificados para cualquier posición en la vida.
Tal vez su obra no sea tan estimada por los observadores negligentes,
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y sus labores no sean tan apreciadas como las del maestro que domi-
na las mentes y voluntades de sus alumnos por autoridad absoluta,
pero la vida futura de los educandos manifestará los frutos del mejor
plan de educación.
Existe el peligro de que tanto los padres como los maestros
manden y dicten demasiado, y no entren suficientemente en relacio-
nes sociales con sus hijos o alumnos. Con frecuencia se mantienen
demasiado reservados, y ejercen su autoridad de una manera fría,
carente de simpatía, que no puede ganar los corazones de los ni-
ños. Si tan sólo quieren conseguir que éstos se acerquen a ellos,
demostrándoles que los aman y manifestando interés en todos sus
esfuerzos, y aun en sus juegos, siendo a veces hasta niños entre ellos,
harán a los niños muy felices, y conquistarán su amor y confianza. Y
los niños aprenderán más rápidamente a respetar y amar la autoridad
de sus padres y maestros.