Página 208 - Consejos para los Maestros (1971)

Basic HTML Version

Capítulo 33—La importancia de la sencillez
A los maestros de Berrien Springs:
Siento el ferviente deseo de que aprendáis cada día del gran
Maestro. Si queréis acercaros primero a Dios y luego a vuestros
alumnos, haréis una obra muy preciosa. Si sois diligentes y humildes,
Dios os dará diariamente conocimiento y aptitud para enseñar. Haced
lo mejor que podáis para impartir a otros las bendiciones que os ha
dado.
Con profundo y ferviente interés por ayudar a vuestros alumnos,
hacedles recorrer el terreno del conocimiento. Acercaos a ellos tanto
como podáis. A menos que en el corazón de los maestros abunde el
amor y la amabilidad de Cristo, manifestarán demasiado del espíritu
de un ayo duro y dominante. “Conservaos en el amor de Dios, espe-
rando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, para vida eterna.
A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos
del fuego; y de otros, tened misericordia con temor, aborreciendo
aun la ropa contaminada por su carne”.
Judas 21-23
.
El Señor desea que aprendáis a emplear la red del Evangelio.
Muchos necesitan aprender este arte. A fin de tener éxito en vues-
tro trabajo, las mallas de vuestra red—es decir, la aplicación de
las Escrituras—deben ser cerradas, y discernirse fácilmente el sig-
nificado. Sacad luego la red con la máxima eficiencia posible. Id
directamente al grano. Haced que vuestras ilustraciones sean evi-
dentes de por sí. Por grande que sea el conocimiento de un hombre,
no sirve para nada a menos que pueda comunicarlo a otros. Dejad
[241]
que lo patético de vuestra voz, su profundo sentimiento, haga su
impresión en los corazones. Instad a vuestros alumnos a entregarse
a Dios.
Maestros, recordad que el Señor es vuestra fortaleza. Esforzaos
por inculcar en los alumnos ideas que sean para ellos sabor de vida
para vida. Enseñad por ilustraciones. Pedid a Dios que os dé palabras
que todos puedan comprender.
Una niñita me preguntó una vez:
204