Página 297 - Consejos para los Maestros (1971)

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Capítulo 52—Si no se reconoce al mensajero de Dios
Solicito de vosotros que vivís en el mismo corazón de la obra
que repaséis el trabajo de los años, y veáis si el “bien hecho” puede
seros dirigido con verdad. Pido a los maestros de la escuela que
consideren esto cuidadosamente y con oración: ¿Habéis velado indi-
vidualmente por vuestra propia alma como quien coopera con Dios
para su purificación de todo pecado y su completa santificación para
él? ¿Podéis, por el precepto y el ejemplo, enseñar la santificación
para él? ¿Podéis, por el precepto y el ejemplo, enseñar la santifica-
ción a los jóvenes... y obediencia a Dios por la verdad que es en
santidad?
¿No habéis temido al Espíritu Santo? A veces se ha presenta-
do en la escuela de Battle Creek con una influencia que todo lo
compenetraba, como también en las escuelas de otras localidades.
¿Lo reconocisteis? ¿Le concedisteis el honor debido a un Mensajero
celestial? Cuando el Espíritu parecía contender con los jóvenes, ¿di-
jisteis: “Pongamos a un lado todo estudio; porque es evidente que
tenemos entre nosotros un Huésped celestial. Demos loor y honra a
Dios”? ¿Os postrasteis en oración con corazón contrito juntamente
con vuestros alumnos, intercediendo para recibir la bendición que el
Señor os estaba ofreciendo?
El gran Maestro mismo estaba entre vosotros. ¿Cómo le hon-
rasteis? ¿Era él un extraño para algunos de los educadores? ¿Era
necesario llamar a una persona de supuesta autoridad para dar la
bienvenida o rechazar a este Mensajero del cielo? Aunque invisible,
su presencia se hallaba entre vosotros. Pero ¿no se expresó el pen-
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samiento de que en la escuela el tiempo debía dedicarse al estudio,
y de que había un tiempo para todo como si las horas consagradas
al estudio común fuesen demasiado preciosas para dedicarlas a la
operación del Mensajero celestial?
Si habéis restringido y repelido así al Espíritu Santo de Dios, os
ruego que os arrepintáis de ello tan prestamente como sea posible.
Si habéis cerrado y atrancado la puerta de vuestro corazón para el
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