Página 172 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
a sus hijos una educación que los inducirá a obtener conocimiento
de Dios, y a llegar a ser partícipes de la naturaleza divina por la
obediencia a la voluntad y el camino de Dios.
La obra de la escuela de Fernando
Se ha hecho la pregunta: “¿Qué enseñaremos en la escuela de
Fernando?” Enseñad las cosas fundamentales. Enseñad lo que sea
práctico. No debéis hacer gran ostentación delante del mundo, di-
ciendo lo que esperáis hacer, como si estuvieseis planeando algo
maravilloso. No, en verdad. No os jactéis de los ramos de estudio
que os proponéis enseñar ni de la obra industrial que esperáis hacer;
antes decid a todo el que pregunte, que os proponéis hacer lo mejor
posible para dar a los alumnos una preparación tanto física como
mental y espiritual, que los hará idóneos para ser útiles en esta vida,
y los preparará para la vida futura e inmortal.
¿Qué influencia os parece que tendrían vuestros anuncios con-
cernientes a la escuela al publicar que os esforzaréis por dar a los
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alumnos una preparación que los haga idóneos para la vida futura e
inmortal, porque deseáis verlos vivir durante las edades sin fin de la
eternidad? Creo que una declaración tal tendrá sobre los hermanos
y hermanas de esta asociación, y sobre la comunidad en medio de
la cual está establecida la escuela, una influencia mucho mayor que
la ostentación de un número de cursos de estudio en los idiomas
antiguos y modernos y otros ramos superiores del saber.
Demuestre la escuela misma su valor. Entonces los que la patro-
cinan no se chasquearán, ni dirán los alumnos que se les prometieron
ciertos estudios que, después de entrar en la escuela, no se les per-
mitió seguir.
Entiéndase desde el principio que la Biblia es el fundamento de
toda educación. Un estudio fervoroso de la Palabra de Dios, que
transforme el carácter y haga idóneos para servir, hará de la escuela
de Fernando una potencia para el bien. Hermanos míos que estáis
relacionados con esta escuela, vuestra fuerza no reside en el número
de los idiomas que podáis enseñar, o en decir cuán grande es el
“colegio” que tenéis. Guardad silencio sobre estos puntos. El callar
sobre las grandes cosas que os proponéis hacer os ayudará más que
todos los asertos positivos y todas las promesas que podríais publicar