Página 305 - Consejos para los Maestros (1971)

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La acción manifiesta del Espíritu Santo
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nos conduzcan a la patria mejor. Pero los maestros que no están
buscando con fervor e inteligencia esa patria mejor, están induciendo
a los que están bajo su influencia a ser negligentes, y a descuidar la
gran salvación comprada para ellos a un precio infinito.
Todos nuestros maestros deben mantener una relación viva con
Dios. Si Dios mandase a su Espíritu Santo a nuestras escuelas para
amoldar los corazones, elevar el intelecto y dar sabiduría divina a
los estudiantes, habría quienes, en su estado actual, se interpondrían
entre Dios y los que necesitan la luz. No comprenderían la obra del
Espíritu Santo; nunca la han comprendido; en lo pasado ha sido
para ellos un misterio tan grande como lo fueron para los judíos las
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lecciones de Cristo. Su obra no consiste en crear curiosidad. No toca
a los hombres decidir si pondrán las manos sobre las manifestaciones
del Espíritu de Dios. Debemos dejar a Dios obrar.
Cuando los maestros estén dispuestos a sentarse en la escuela de
Cristo y aprender del gran Maestro, reconocerán que saben mucho
menos de lo que creen saber ahora. Cuando Dios llegue a ser el
Maestro, será reconocido como tal, su nombre será magnificado. Los
estudiantes serán como los jóvenes de las escuelas de los profetas,
sobre los cuales venía el Espíritu de Dios y profetizaban.
El gran adversario de las almas está procurando crear una at-
mósfera espiritual muerta y sin vida en todas nuestras instituciones.
Obra para torcer toda circunstancia para su propia ventaja, y excluir
a Jesucristo. Hoy, como en los días de Cristo, Dios no puede hacer
muchas obras poderosas a causa de la incredulidad de los que ocu-
pan puestos de responsabilidad. Necesitan el poder convertidor de
Dios antes de entender su Palabra y estar dispuestos a humillarse
delante de él como discípulos.
La conclusión de los estudios en las escuelas del mundo
La profecía nos dice que nos estamos acercando al fin del tiempo.
El poder intelectual, las capacidades naturales, un juicio que se
cree excelente, no prepararán a los jóvenes para que lleguen a ser
misioneros para Dios. Nadie que busque educación para la obra y
el servicio de Dios será más completo en Jesucristo simplemente
por recibir los llamados “toques finales” de la preparación literaria
o médica. Muchos se han incapacitado para la obra misionera por