Página 96 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
la infancia y la adolescencia pueden aprender a vivir vidas llenas de
reflexión y fervor, vidas que den una rica mies de bien.
El altar de la familia
Dios debe ser honrado en todo hogar cristiano con los sacrificios
matutinos y vespertinos de oración y alabanza. Debe enseñarse a los
niños a respetar y a reverenciar la hora de oración. Es deber de los
padres cristianos levantar mañana y noche, por oración ferviente y
fe perseverante, un cerco en derredor de sus hijos.
En la iglesia del hogar los niños han de aprender a orar y confiar
en Dios. Enseñadles a repetir la ley de Dios. Así se instruyó a los
israelitas acerca de los mandamientos: “Y las repetirás a tus hijos,
y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y
al acostarte, y cuando te levantes”.
Deuteronomio 6:7
. Venid con
humildad, con un corazón lleno de ternura, con una comprensión de
las tentaciones y peligros que hay delante de vosotros mismos y de
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vuestros hijos; por la fe vinculadlos al altar, suplicando el cuidado del
Señor por ellos. Educad a los niños a ofrecer sus sencillas palabras
de oración. Decidles que Dios se deleita en que lo invoquen.
¿Pasará por alto el Señor del cielo tales hogares, sin dejar una
bendición en ellos? No, por cierto. Los ángeles ministradores guar-
darán a los niños así dedicados a Dios. Ellos oyen las alabanzas
ofrecidas y la oración de fe, y llevan las peticiones a Aquel que
ministra en el santuario en favor de su pueblo y ofrece sus méritos
en su favor.
La disciplina del hogar
Se les ha de enseñar a los niños que sus capacidades les fue-
ron dadas para honra y gloria de Dios. A este fin deben aprender
la lección de la obediencia; porque únicamente mediante vidas de
obediencia voluntaria pueden prestar a Dios el servicio que él re-
quiere. Antes que el niño tenga suficiente edad para razonar, ya se
le puede enseñar a obedecer. Debe inculcársele el hábito mediante
esfuerzos amables y persistentes. Así se podrán evitar en un extenso
grado aquellos conflictos ulteriores entre su voluntad y la autoridad,
que tanto contribuyen a despertar en las mentes de los jóvenes la