Capítulo 4—El servicio abnegado es la ley del cielo
El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento
de la verdadera educación. Esto se ve claramente en la ley que Dios
ha dado como guía de la vida. El primero y grande mandamiento es:
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas”.
Marcos 12:30
. Amar
al Infinito y Omnisciente con toda la fuerza, la mente y el corazón,
representa el más alto desarrollo de toda facultad. Significa que en
todo el ser—el cuerpo, la mente y el alma—se ha de restaurar la
imagen de Dios.
Como el primero, así es el segundo mandamiento: “Amarás
a tu prójimo como a ti mismo”.
Marcos 12:31
. La ley del amor
exige devoción del cuerpo, la mente y el alma al servicio de Dios
y nuestros semejantes. Y este servicio, al mismo tiempo que hace
de nosotros una bendición para los demás, nos imparte la mayor
bendición a nosotros mismos. La abnegación forma la base de todo
verdadero desarrollo. Por el servicio abnegado obtenemos la más
elevada cultura de toda facultad.
El resultado del egoísmo
En el cielo, Lucifer deseó ser el primero en poder y autoridad;
quiso ser Dios, tener el dominio del cielo; y con ese fin ganó a
muchos ángeles para su bando. Cuando esta hueste rebelde fue
echada de los atrios de Dios, la obra de la rebelión y del egoísmo
continuó en la tierra. Tentando a nuestros primeros padres para
que se entregasen a la complacencia propia y la ambición, Satanás
[33]
consiguió su caída; y desde entonces hasta el momento presente, la
satisfacción de las ambiciones humanas y de las esperanzas y deseos
egoístas ha reportado ruina a la humanidad.
Bajo la dirección de Dios, Adán debía quedar a la cabeza de la
familia terrenal y mantener los principios de la familia celestial. Ello
habría ocasionado paz y felicidad. Pero Satanás estaba resuelto a
32