La dignidad del trabajo
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propia, y fomenta la laboriosidad, pureza y firmeza. Llega a ser así
parte del gran plan de Dios para restaurarnos de la caída.
El trabajo manual y los juegos
El sentir público es que el trabajo manual es degradante, y sin
embargo los hombres pueden esforzarse tanto como quieren en el
cricket, el baseball o las contiendas pugilísticas, sin que se los con-
sidere degradados. Satanás se deleita cuando ve a los seres humanos
emplear sus facultades físicas y mentales en lo que no educa ni es
útil, que no les ayuda a beneficiar a los que necesitan su ayuda.
Mientras los jóvenes se hacen expertos en juegos que no son de
valor real para ellos o los demás, Satanás juega la partida de la vida
por sus almas, arrebatándoles los talentos que Dios les ha dado, y
colocando en su lugar sus malos atributos. Su esfuerzo consiste en
inducir a los hombres a ignorar a Dios. Procura enfrascar y envolver
la mente tan completamente, que Dios no halle cabida en su pensa-
miento. No quiere que la gente conozca a su Hacedor, y queda muy
complacido si puede poner en marcha juegos y funciones teatrales
que confunden de tal manera los sentidos de los jóvenes, que se
olvidan de Dios y del cielo.
Una de las salvaguardias más seguras contra el mal es la ocupa-
ción útil, mientras que la ociosidad es una de las mayores maldicio-
nes; porque el vicio, el crimen y la pobreza siguen en su estela. Los
que están siempre ocupados, que atienden alegremente sus tareas
diarias, son los miembros útiles de la sociedad. Por el cumplimiento
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fiel de los deberes que hallan en su senda, hacen que su vida les
beneficie a ellos mismos y a otros. El trabajo diligente los guarda
de muchas de las trampas de aquel que “halla siempre alguna mala
ocupación para las manos ociosas”.
El agua estancada no tarda en corromperse; pero un arroyo que
fluye, imparte salud y alegría por la tierra. La primera es símbolo de
los ociosos; el segundo, de los laboriosos.
La educación manual entre los israelitas
En el plan de Dios para Israel, cada familia tenía una casa en la
tierra, con suficiente terreno que cultivar. Así se proveían los medios