Página 83 - Consejos para los Maestros (1971)

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Nuestro colegio
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La necesidad de consulta
Los males de la estima propia y de la independencia no santifica-
da, que malogran más nuestra utilidad, y que serán nuestra ruina si
no los vencemos, provienen del egoísmo. “Consultaos unos a otros”,
es el mensaje que me ha repetido una y otra vez el ángel de Dios. Por
su influencia sobre el juicio de un hombre, Satanás puede procurar
regir los asuntos de un modo que le convenga. Puede tener éxito en
extraviar la mente de dos personas; pero cuando varias se consultan,
hay más seguridad. Todo plan será más detenidamente criticado,
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todo paso hacia adelante será estudiado más cuidadosamente. De
ahí que habrá menos peligro de dar pasos precipitados y mal acon-
sejados, que producirían confusión y perplejidad. La unión hace la
fuerza; la división significa debilidad y derrota.
Dios está conduciendo a un pueblo, y preparándolo para la trasla-
ción. Nosotros, que desempeñamos una parte en esta obra, ¿estamos
de pie como centinelas de Dios? ¿Estamos procurando trabajar uná-
nimemente? ¿Estamos dispuestos a ser siervos de todos? ¿Estamos
siguiendo a nuestro gran Ejemplo?
Estimados colaboradores, cada uno de nosotros está sembrando
semilla en los campos de la vida. Como sea la simiente, así será
la mies. Si sembramos desconfianza, envidia, celos, amor propio,
amargura de pensamientos y sentimientos, cosecharemos acíbar
para nuestras propias almas. Si manifestamos bondad, amor y tierna
consideración por los sentimientos ajenos, recibiremos lo mismo en
recompensa.
La cortesía cristiana
El maestro mandón, severo, criticón, y desconsiderado para con
los sentimientos ajenos, debe esperar que se manifieste el mismo
espíritu para con él. El que desea conservar su propia dignidad y
respeto, debe tener cuidado de no herir innecesariamente la dignidad
de los demás. Esta regla debe observarse en forma sagrada para con
los alumnos más torpes, más jóvenes y más tardos. No sabemos
lo que Dios se propone hacer con estos jóvenes aparentemente sin
interés. En lo pasado, él ha aceptado a personas que no eran más
promisorias ni atrayentes, para que hiciesen una gran obra para él.