Página 287 - Consejos para los Maestros (1971)

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El peligro de las diversiones
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tarde. Pero el incidente fue una lección que ayudó a los encargados
del colegio a comprender la tendencia de tales diversiones.
¡Qué exhibición fue aquella para que los alumnos informasen
de ella a sus lejanos amigos y conocidos! Fue un testimonio que
revelaba, no lo que Dios había realizado en la escuela, sino lo que
Satanás había logrado. Grave es la consecuencia de una sola ocasión
en que alguien se aparta así de la instrucción que Dios ha dado
concerniente a nuestras escuelas. Una vez quebrantadas las vallas, el
progreso del enemigo será importante, a menos que el Señor humille
los corazones y convierta las mentes.
El esfuerzo para reconquistar lo que se perdió con las cosas que
se hicieron en aquella tarde, costó a los maestros mucho trabajo.
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Fueron severamente probados. Entre los alumnos se mostró un
deseo de más placeres, y menos consideración por la instrucción
de la Palabra de Dios El Señor del cielo quedó así deshonrado, y la
complacencia de los deseos del corazón humano en el pecado y en
el amor al placer, fue la educación recibida.
Gobiérnense a sí mismos de acuerdo con los altos y santos prin-
cipios que Cristo ha dado en su Palabra los que educan a jóvenes.
Recuerden ellos que, en cuanto sea posible, han de recuperar el
terreno perdido, a fin de introducir en nuestras escuelas la espiritua-
lidad que se veía en las de los profetas.
La Biblia como nuestra consejera
Los maestros necesitan un profundo conocimiento de la Palabra
de Dios. La Biblia, y solamente la Biblia, debe ser su consejera.
La Palabra de Dios es como las hojas del árbol de la vida. Allí se
satisface toda necesidad de los que aman sus enseñanzas y las ponen
en práctica en su vida. Muchos de los alumnos que vienen a nuestras
escuelas son inconversos, aunque hayan sido bautizados. No saben
lo que significa ser santificados por la fe en la verdad. Se les debe
enseñar a escudriñar y comprender la Biblia, a recibir sus verdades
en el corazón y ejecutarlas en la vida diaria. Así se fortalecerán en
el Señor, porque los tendones y los músculos espirituales estarán
nutridos por el pan de vida.
El Señor desea que sus dispensadores cumplan fielmente sus
deberes, en su nombre y en su fortaleza. Creyendo en su palabra y