Cooperación entre escuelas y sanatorios
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y fácil, que han acudido al sanatorio en busca de tratamiento. Los
pacientes verán el contraste entre su vida ociosa y de indulgencia
propia, y la de abnegación y servicio vivida por los seguidores de
Cristo. Verán que el objeto de la obra misionera médica consiste en
sanar, corregir males, mostrar a los seres humanos cómo evitar la
complacencia propia que produce la enfermedad y la muerte.
Las palabras y las acciones de los obreros del sanatorio y del
colegio deben revelar claramente que la vida es algo intensamente
solemne, en vista de la cuenta que todos deben rendir a Dios. Cada
uno debe entregar ahora sus talentos a los banqueros, acrecentando
el don del Maestro y beneficiando a otros con las bendiciones a él
otorgadas.
La unidad entre los obreros
Para que se puedan obtener los mejores resultados en el estable-
cimiento de un sanatorio cerca de un colegio, se necesita que haya
perfecta armonía entre los obreros de ambas instituciones. Esto es a
veces difícil de conseguir, especialmente cuando maestros y médicos
se inclinan a ser reconcentrados en sí mismos, considerando cada
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uno que la obra con la cual está relacionado íntimamente tiene la
mayor importancia. Cuando hombres muy confiados en sí mismos
están encargados de instituciones cercanas unas de otras, ello puede
ocasionar grandes molestias si cada uno está resuelto a ejecutar sus
propios planes, negándose a hacer concesiones a los demás. Los que
están a la cabeza del sanatorio y los que están a la cabeza del colegio
necesitarán guardarse contra la tendencia a aferrarse tenazmente a
las propias ideas en cosas que realmente no sean esenciales.
Un servicio consagrado
Nuestros sanatorios y colegios tienen una gran obra que hacer. El
tiempo es corto. Lo que debe hacerse, hay que hacerlo prestamente.
Sean completamente convertidos los que están relacionados con
estos instrumentos importantes. No vivan para sí, para los propósitos
mundanales, ni rehusen consagrarse plenamente al servicio de Dios.
Dense a sí mismos, cuerpo, alma y espíritu, a Dios, para ser usados
por él en la salvación de las almas. Ellos no tienen libertad para