Página 452 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
Salvador. Hablad de la temperancia y de la verdadera experiencia re-
ligiosa. Así aprenderéis mucho acerca de cómo trabajar y alcanzaréis
a muchos corazones.
Los alumnos que obtienen más beneficio de la vida son los que,
en su relación y trato con sus semejantes, viven de acuerdo con la
Palabra de Dios. Los que reciben para dar, experimentan la mayor
satisfacción en esta vida. Los que viven para sí mismos se hallan
siempre en necesidad; porque nunca están satisfechos. No tenemos
cristianismo cuando encerramos nuestra simpatía egoístamente en
nuestro propio corazón. El Señor ha ordenado conductos por medio
de los cuales deja fluir su bondad, misericordia y verdad; y hemos
de ser colaboradores con Cristo para comunicar a otros la sabiduría
y la benevolencia prácticas. Hemos de impartir alegría y bendición a
sus vidas, haciendo así una obra buena y santa.
Esfuerzos útiles en la escuela
El estudiante tiene una obra especial que hacer en la escuela
misma. En el aula de clase y en el hogar de la escuela hay campos
misioneros que aguardan sus labores. Allí se halla reunida una varie-
dad de mentes, muchos caracteres y disposiciones diferente. Siendo
él mismo una ayuda y bendición para ellos, cada estudiante tiene
oportunidad de demostrar la sinceridad de su amor hacia Cristo, y
su voluntad por aprovechar las ocasiones de servir que se le deparen.
Mediante palabras y acciones útiles y bondadosas, puede impartir a
sus asociados la gracia que Dios le ha concedido.
Dios quiere que los jóvenes se ayuden mutuamente. Cada uno
tiene pruebas que soportar, tentaciones que afrontar. Mientras que
uno es fuerte tal vez en algunos puntos, puede ser débil en otros, y
tener graves defectos que vencer. Dios dice a todos: “Sobrellevad los
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unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.
Gálatas
6:2
.
No todos los jóvenes son capaces de comprender rápidamente las
ideas. Si veis a un condiscípulo que tiene dificultades en comprender
sus lecciones, explicádselas. Expresad vuestras ideas en lenguaje
claro y sencillo. Con frecuencia, las mentes aparentemente obtusas
perciben las ideas más rápidamente de un condiscípulo que de un
maestro. Sed pacientes y perseverantes, y poco a poco desaparece-