Página 76 - Consejos para los Maestros (1971)

Basic HTML Version

72
Consejos para los Maestros
la mente. Entonces podrían ellos haber adquirido un conocimiento
práctico de los negocios mientras adquirían su educación literaria.
Deben despertarse las sensibilidades morales de los estudiantes
de las escuelas para que vean y sientan que la sociedad tiene derechos
sobre ellos, y que deben vivir en obediencia a la ley natural a fin
de poder, por su vida e influencia, por precepto y ejemplo, ser un
beneficio para la sociedad. Debe inculcarse a los jóvenes que todos
ejercen una influencia que se hace sentir constantemente sobre la
sociedad, para mejorarla y elevarla, o para rebajarla y degradarla.
El primer estudio de los jóvenes debe consistir en conocerse a sí
mismos, y en saber cómo conservar sano su cuerpo.
Resultados de la continua aplicación
Muchos padres mantienen a sus hijos en la escuela casi todo el
año. Estos niños se someten mecánicamente a la rutina del estudio,
pero no retienen lo que aprenden. Muchos de estos estudiantes cons-
tantes parecen casi desprovistos de vida intelectual. La monotonía
del estudio continuo cansa la mente, y ellos se interesan poco en sus
lecciones; y para muchos llega a ser penosa la aplicación a los libros.
No tienen amor íntimo por la reflexión, ni ambición por adquirir
[83]
conocimiento. No estimulan en sí mismos hábitos de reflexión e
investigación.
Los niños necesitan grandemente la debida educación, a fin de
poder ser útiles en el mundo. Pero cualquier esfuerzo que ensalce
la cultura intelectual por encima de la moral, va descaminado. Ins-
truir, cultivar, pulir y refinar a los jóvenes y los niños, debiera ser la
preocupación principal de padres y maestros. Son pocos los que ra-
zonan detenidamente y piensan con lógica, porque falsas influencias
han detenido el desarrollo del intelecto. La suposición que hacen
padres y maestros de que el estudio continuo fortalece el intelecto,
es errónea; porque en muchos casos ha tenido el efecto opuesto...
Estamos viviendo en una época cuando casi todo es superficial.
Hay muy poca estabilidad y firmeza de carácter, porque la prepa-
ración y educación de los niños desde su cuna es superficial. Se
edifica el carácter sobre la arena. No se lo amolda a la abnegación y
el dominio propio. Se los ha mimado y complacido hasta echarlos a
perder para la vida práctica...