El modelo celestial
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A fin de que el tabernáculo terrenal pudiese representar el ce-
lestial, debía ser perfecto en todas sus partes y en todo minucioso
detalle, como el modelo de los cielos. Así también ha de suceder
con el carácter de los que serán finalmente aceptados a la vista del
cielo.
El Hijo de Dios bajó a esta tierra a fin de que hombres y mujeres
pudiesen tener en él una representación del carácter perfecto, que es
el único que Dios puede aceptar. Por la gracia de Cristo, se ha hecho
toda provisión para la salvación de la familia humana. Es posible
que toda transacción realizada por los que se llaman cristianos sea
tan pura como los actos de Cristo. Y el alma que acepta las virtudes
del carácter de Cristo y se apropia de los méritos de su vida, es tan
preciosa a la vista de Dios como su propio Hijo muy amado. La fe
sincera e incorrupta es para él como oro, incienso y mirra, los dones
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que trajeron los magos al niño de Belén como evidencia de su fe en
él como Mesías prometido.
* * * * *
“Enséñese al niño y al joven que todo error, toda falta, toda
dificultad vencida, llega a ser un peldaño hacia las cosas mejores
y más elevadas. Por medio de tales vicisitudes han logrado éxito
todos los que han hecho de la vida algo digno de ser vivido”.
La
Educación, 287
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