Página 101 - Consejos sobre Mayordom

Basic HTML Version

La respuesta de una conciencia estimulada
97
Restitución hecha con constricción
Cuando quiera que hayáis descuidado de devolver al Señor lo que
es suyo, arrepentíos con alma contrita y haced restitución, para que
su maldición no recaiga sobre vosotros... Cuando hayáis hecho todo
lo posible de vuestra parte, sin retener nada que pertenezca a vuestro
Hacedor, entonces podéis pedirle que proporcione recursos para
enviar el mensaje de verdad al mundo.—
The Review and Herald, 20
de enero de 1885
.
La fidelidad de Jacob
Jacob hizo ese voto mientras se hallaba refrigerado por los rocíos
de la gracia, y vigorizado por la presencia y la seguridad de Dios.
Después que hubo pasado la gloria divina, tuvo tentaciones, como
los hombres de nuestra época, pero fue fiel a su voto, y no quiso
albergar pensamientos referentes a la posibilidad de quedar libre de
la promesa que había hecho. Podría haber razonado de manera muy
similar a como lo hacen los hombres de hoy, diciéndose que esta
[104]
revelación era tan sólo un sueño, que estaba muy excitado cuando
formuló ese voto y por tanto no necesitaba cumplirlo; pero no obró
así.
Transcurrieron largos años antes que Jacob se atreviera a volver
a su país; pero cuando lo hizo, cumplió fielmente su deuda para con
su Señor. Había llegado a ser rico, y una suma muy grande de sus
propiedades pasó a la tesorería del Señor.
En nuestra época, muchos fracasan donde Jacob tuvo éxito.
Aquellos a quienes Dios concedió más riquezas, se inclinan con
más intensidad a retener lo que tienen, porque deben dar una suma
proporcional a su propiedad. Jacob dio el diezmo de todo lo que
tenía, y luego, reconociendo que antes lo había empleado para su
uso personal, dio al Señor el beneficio de lo que había usado para
sí durante el tiempo que había estado en un país pagano y no podía
pagar su voto. Esto sumaba una cantidad elevada, pero no vaciló; no
consideraba suyo, sino como del Señor, lo que había consagrado a
Dios.
Según la cantidad otorgada será la requerida. Cuanto mayor sea
el capital confiado, más valioso es el don que Dios requiere que se le