Página 175 - Consejos sobre Mayordom

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De gran valor ante la vista de Dios
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Señor, y así lo hicieron. Algunos se han privado de ropa que nece-
sitaban para su comodidad. Otros han vendido una sola vaca que
tenían y han dedicado a Dios el dinero recibido. Con sinceridad de
alma y con muchas lágrimas de gratitud por el privilegio de hacer eso
por la causa de Dios, se han postrado ante el Señor con su ofrenda, y
han invocado su bendición sobre ella al entregarla, orando para que
fuese el medio de llevar al conocimiento de la verdad las almas que
viven en tinieblas.
Los recursos así dedicados no siempre han sido empleados en la
forma como los abnegados donantes se proponían. Hombres codi-
ciosos y egoístas que no poseían espíritu de abnegación y sacrificio,
han manejado con infidelidad los recursos que en esa forma se han
llevado a la tesorería; y han robado el tesoro de Dios recibiendo
dinero que no habían ganado con justicia. Su manejo impío y des-
cuidado ha desperdiciado y esparcido los recursos que habían sido
dedicados a Dios con oraciones y lágrimas...
Aunque los medios que en esa forma han sido consagrados sean
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mal empleados, de modo que no cumplan el objetivo que el donante
tenía en vista—la gloria de Dios y la salvación de las almas—, los
que hicieron el sacrificio con sinceridad de alma, buscando la gloria
de Dios, no perderán su recompensa.—
Testimonies for the Church
2:518, 519
.
Cómo se los estima en las balanzas del santuario
En las balanzas del santuario, los donativos de los pobres, pre-
sentados por amor a Cristo, no se estiman según la cantidad dada,
sino según el amor que motiva el sacrificio. Las promesas de Jesús
llegarán a ser tan ciertamente una realidad para el pobre generoso,
que tiene poco que ofrecer, pero lo da con liberalidad, como para
el pudiente que da de su abundancia. El pobre hace un sacrificio de
lo poco que posee y lo siente en realidad. Se niega algunas de las
cosas que necesita para su comodidad, mientras que el rico da de su
abundancia y no siente ninguna necesidad, no se niega nada de lo
que realmente le hace falta. Por lo tanto, tiene la ofrenda del pobre
un carácter sagrado que no se encuentra en la ofrenda del rico, por-
que éste da de su abundancia. La providencia de Dios organizó todo
el plan de la benevolencia sistemática para beneficio del hombre. Su