Página 310 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
posesión de recursos que no han obtenido por sus propios esfuerzos,
raras veces los utilizan sabiamente.
El esposo que transfiere su propiedad a su esposa, abre para ella
una amplia puerta a la tentación, sea ella creyente o incrédula. Si es
creyente, y si es naturalmente tacaña, inclinada al egoísmo y tiene
tendencia a adquirir, la lucha será mucho más difícil para ella con la
mayordomía de su esposo y la suya propia. A fin de salvarse, debe
vencer todos estos rasgos peculiares y malignos, e imitar el carácter
del Señor divino, buscando la oportunidad de hacer bien al prójimo y
de amar a otros tal como Cristo nos amó. Debería cultivar el precioso
don del amor que nuestro Salvador poseía en tanta abundancia. Su
vida se caracterizó por una dadivosidad noble y desinteresada. Toda
su vida no fue manchada ni siquiera por un sólo acto egoísta.
Cualesquiera sean los motivos del esposo, éste ha colocado una
terrible piedra de tropiezo en el camino de su esposa, lo cual la
estorbará en la lucha para vencer. Y si la transferencia se hace a los
hijos, se producirán estos mismos males. Dios lee sus motivos. Si
él es egoísta y ha hecho la transferencia para ocultar su codicia y
excusarse por no hacer nada para promover la causa, la maldición
del cielo seguramente seguirá a esta acción.
Dios lee los propósitos y las intenciones del corazón, y prueba
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los motivos de los hijos de los hombres. Puede ser que no se ma-
nifieste su desagrado en forma visible como en el caso de Ananías
y Safira, y sin embargo en el fin el castigo no será en ningún caso
más liviano que el que se les infligió a ellos. Al tratar de engañar
a los hombres, estaban mintiendo a Dios. “El alma que pecare, esa
morirá”.
Ezequiel 18:20
...
Los que se hacen la ilusión de que pueden transferir su respon-
sabilidad sobre la esposa o los hijos, están siendo engañados por el
enemigo. Una transferencia de bienes no disminuirá su responsabili-
dad. Son responsables por los recursos que el cielo ha confiado a su
cuidado y de ningún modo podrán excusarse de esta responsabilidad,
hasta que sean exonerados al devolver a Dios lo que él les había
confiado.—
Testimonies for the Church 1:528-530
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