Página 320 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 67—Bendiciones temporales para los
generosos
Cuando la simpatía humana está mezclada con amor y genero-
sidad, y santificada por el Espíritu de Jesús constituye un elemento
que puede producir un gran bien. Los que cultivan la generosidad no
sólo están haciendo una obra buena en favor de otros, y bendiciendo
a los que reciben esas buenas acciones, sino también se están benefi-
ciando a sí mismos al abrir sus corazones a la influencia benigna de
la verdadera dadivosidad.
Cada rayo de luz derramado sobre otros se reflejará en nuestros
propios corazones. Cada palabra bondadosa y de simpatía hablada
a los afligidos, cada acto que alivia a los oprimidos, cada donativo
hecho para satisfacer las necesidades de nuestros semejantes, dados
o hechos teniendo en consideración la gloria de Dios, resultarán en
una bendición para el dador. Los que trabajan de este modo están
obedeciendo la ley del cielo y recibirán la aprobación de Dios. El
placer de hacer el bien a otros imparte calor a los sentimientos, el
que se propaga a los nervios, activa la circulación de la sangre e
induce salud mental y física.—
Testimonies for the Church 4:56
.
Una bendición sanadora
La simpatía que existe entre la mente y el cuerpo es muy grande.
Cuando uno es afectado, el otro reacciona. La condición de la mente
tiene mucho que ver con la salud del organismo físico. Si la mente
está libre y feliz, si está bajo la convicción de que se está obrando
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bien y si experimenta un sentido de satisfacción al hacer felices a
otros, creará un gozo que afectará a todo el organismo facilitando la
circulación de la sangre y tonificando todo el cuerpo. La bendición de
Dios tiene un efecto sanador; y los que benefician abundantemente
a otros experimentarán esa maravillosa bendición en sus corazones
y sus vidas.—
Testimonies for the Church 4:60, 61
.
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