Página 33 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 4—Principios conflictivos de Cristo y
Satanás
Los seres humanos pertenecen a una gran familia: la familia
de Dios. El propósito del Creador era que los seres humanos se
respetaran y se amaran mutuamente, y que siempre manifestaran un
interés puro y abnegado en el bienestar mutuo. Pero Satanás se ha
propuesto interesar a los hombres en primer término en sí mismos,
y éstos al ceder a su control han desarrollado un egoísmo que ha
llenado al mundo de miseria y lucha, y ha indispuesto a los hombres
entre sí.
El egoísmo es la esencia de la depravación, y debido a que los
seres humanos han cedido a su poder, hoy se ve en el mundo lo
opuesto a la obediencia a Dios. Las naciones, las familias y los
individuos están deseosos de convertirse ellos mismos en la figura
central. El hombre desea gobernar sobre su prójimo. Al separarse,
en su egotismo, de Dios y de sus semejantes sigue sus inclinaciones
desenfrenadas. Actúa como si el bien de los demás dependiera de la
sujeción de éstos a su supremacía.
El egoísmo ha introducido discordia en la iglesia y la ha llenado
de una ambición no santificada... El egoísmo destruye la semejanza
con Cristo y llena al hombre de amor propio. Conduce a un aleja-
miento continuo de la justicia. Cristo ha dicho: “Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Mateo 5:48
. Pero el egoísmo no percibe la perfección que Dios
requiere...
Cristo vino a este mundo para revelar el amor de Dios. Sus
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seguidores deben continuar la obra que él comenzó. Esforcémonos
por ayudarnos y fortalecernos mutuamente. La búsqueda del bien
de los demás es el camino por el que puede hallarse la verdadera
felicidad. El hombre no obra contra sus propios intereses cuando
ama a Dios y a sus semejantes. Cuanto más desprendido sea su
espíritu tanto más feliz será porque está cumpliendo el propósito
de Dios para él. Así es como respira la atmósfera de Dios, la que
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