Página 51 - Consejos sobre Mayordom

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Una sincera vinculación con la iglesia
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El voto bautismal
Cada uno de los que se vinculan con la iglesia hace por ese hecho
un voto solemne de trabajar para el bien de la iglesia, y de juzgar este
interés superior a toda consideración mundanal. Le toca conservar
una relación viva con Dios, dedicarse con corazón y alma al gran
plan de la redención y manifestar, en su vida y carácter, la excelencia
de los mandamientos de Dios en contraste con las costumbres y
los preceptos del mundo. Toda persona que ha profesado aceptar a
Cristo se ha comprometido a ser todo lo que puede ser como obrero
espiritual, a ser activa, celosa y eficiente en el servicio de su Maestro.
Cristo espera que cada hombre haga su deber. Sea éste el santo y
seña de todas las filas de sus discípulos...
Todos han de demostrar su fidelidad a Dios por el uso prudente
del capital que les ha sido confiado, no sólo en recursos, sino en cual-
quier don que tienda a la edificación de su reino. Satanás empleará
todo designio posible para impedir que la verdad llegue a aquellos
que están sumidos en el error; pero la voz de la amonestación y
la súplica debe llegarles. Y aunque son tan sólo pocos los que es-
tán empeñados en esta obra, millares debieran estar tan interesados
como ellos.—
Joyas de los Testimonios 2:160, 163
.
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Nuestra tarea
Hay un mundo que debe ser amonestado. Esta obra nos ha si-
do encomendada. Debemos practicar la verdad a cualquier costo.
Debemos actuar como milicianos abnegados que están dispuestos a
sufrir la pérdida de la vida misma, si es necesario, en el servicio de
Dios. Hay una gran obra que debe hacerse en poco tiempo. Debemos
comprender cuál es nuestro trabajo y hacerlo fielmente. Todos los
que finalmente reciban la corona de victoria, mediante un esfuerzo
noble y decidido para servir a Dios, habrán ganado el derecho de ser
vestidos con la justicia de Cristo. El deber de cada cristiano consiste
en formar parte de la cruzada contra Satanás y en levantar en alto el
estandarte ensangrentado de la cruz de Cristo.
Esta obra exige sacrificio. La abnegación y la cruz están a lo
largo de todo el camino de la vida. Cristo dijo: “Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.