Página 8 - Consejos sobre Mayordom

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Prefacio
Este libro,
Consejos sobre mayordomía cristiana,
ha sido com-
pilado y ahora se publica como respuesta a numerosos pedidos. A lo
largo de los años se ha puesto a nuestro alcance un amplio conjunto
de instrucciones prácticas y útiles, procedentes del espíritu de profe-
cía, acerca del tema de la mayordomía cristiana. Estos consejos han
sido publicados en revistas y libros, pero en la presente obra apa-
recen mayormente asuntos a los que nuestros obreros y miembros
no tienen fácil acceso. En los libros en circulación hay abundante
instrucción adicional sobre el mismo tema, pero en este libro se ha
utilizado muy poco de ella. Nos sentimos complacidos porque ahora
todos pueden tener acceso a estas instrucciones selectas presentadas
a la iglesia en forma conveniente. El material que compone este libro
ha sido compilado en las oficinas de la Corporación Editorial Elena
G. de White, bajo la supervisión de la Comisión de Fideicomisarios.
El asunto de la mayordomía ocupa un lugar importante y vital en
el ámbito de la vida y el servicio cristianos. Esto concierne profunda
y persistentemente a cada creyente cristiano. Nuestro reconocimien-
to de la soberanía de Dios, de su señorío de todas las cosas y de su
concesión de su gracia a sus hijos, forma parte de nuestra debida
comprensión de los principios de la mayordomía cristiana. A medida
que nuestro conocimiento de estos principios crezca y se amplíe
obtendremos una comprensión más plena acerca del modo como el
amor y la gracia de Dios obran en nuestras vidas.
Aunque el sistema de la mayordomía cristiana concierne a las
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cosas materiales, es por encima de todo de índole espiritual. El ser-
vicio que debe realizarse para Cristo es algo real. El Señor requiere
ciertas cosas
de
nosotros a fin de hacer ciertas cosas
por
nosotros. El
cumplimiento de esas cosas requeridas en armonía con la voluntad
divina eleva el asunto de la mayordomía cristiana a un elevado plano
espiritual. El Señor no es exigente. No nos ordena en forma arbitra-
ria que le sirvamos ni que reconozcamos su autoridad devolviéndole
una parte de las cosas que él nos da. Pero ha dispuesto en tal forma la
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