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Conducción del Niño
se irritan porque no todas las cosas les resultan bien.—
Testimonies
for the Church 1:392, 393
.
Desarróllense hábitos de minuciosidad y prontitud
—Los ni-
ños han de aprender de la madre hábitos de aseo, esmero y prontitud.
Dejar que un niño tome una o dos horas para hacer un trabajo que
podría hacerse fácilmente en media hora, es permitirie formar há-
bitos dilatorios. Los hábitos de laboriosidad y de esmero serán una
bendición indecible para los jóvenes en la escuela mayor de la vida,
en la cual han de entrar cuando tengan más edad.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos, 94, 95
.
Un consejo especialmente para las niñas
—Otro defecto que
me ha causado mucho desasosiego y problemas es el hábito que
tienen algunas niñas de hacer funcionar su lengua, perdiendo pre-
cioso tiempo en conversaciones sobre temas sin valor Mientras las
niñas prestan atención a sus conversaciones, su trabajo queda sin
terminar. Estos asuntos han sido considerados como cosa sin im-
portancia, indignas de repararse en ellas. Muchos se han engañado
en lo que se consideran cosas pequeñas. Las cosas pequeñas tienen
una relación importante con el gran todo. Dios no pasa por alto las
cosas infinitamente pequeñas que tienen que ver con el bienestar de
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la humanidad.—
The Youth’s Instructor, 7 de septiembre de 1893
.
Importancia de “las cosas pequeñas”
—Nunca desestiméis la
importancia de las cosas pequeñas. Las cosas pequeñas proporcio-
nan la verdadera disciplina de la vida. Mediante ellas el alma es
enseñada para que crezca a la semenjanza de Cristo, o para que
lleve la semejanza del maligno. Dios nos ayude a cultivar hábitos de
pensar, hablar, mirar, y actuar que testificarán delante de todos que
hemos estado con Jesús y aprendido de él.—
The Youth’s Instructor,
9 de marzo de 1893
.
Convertid los errores en escalones
—Enséñese al niño y al jo-
ven que todo error, toda falta, toda dificultad vencida, llega a ser
un peldaño hacia las cosas mejores y más elevadas. Por medio de
tales vicisitudes han logrado éxito todos los que han hecho de la
vida algo digno de ser vivido.—
Consejos para los Maestros Padres
y Alumnos, 49
.
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