La veracidad
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Una madre que carece de discernimiento y que no sigue la di-
rección del Señor, puede educar a sus hijos para ser engañadores
e hipócritas. Los rasgos de carácter, estimulados de esta manera,
pueden hacerse tan permanentes que mentir será tan natural como
respirar. El fingimiento se tomará por sinceridad y realidad.—
The
Review and Herald, 13 de abril de 1897
.
Padres, no mintáis nunca; nunca digáis lo que no es verdad en
precepto o en ejemplo. Si queréis que vuestros hijos sean veraces, sed
veraces vosotros mismos. Sed rectos e inconmovibles. No debería
permitirse ni una mentira por pequeña que sea. Debido a que las
madres están acostumbradas a mentir, los hijos siguen su ejemplo.—
Manuscrito 126, 1897
.
La falsedad es estimulada por las palabras duras
—No os
impacientéis con vuestros hijos cuando yerran. Cuando los corrijáis,
no les habléis abrupta y duramente. Esto los confunde y les hace
temer decir la verdad.—
Manuscrito 2, 1903
.
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