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Conducción del Niño
refinada, a fin de que la obra de Cristo no sea impedida por falta de
obreros hábiles, que harán su obra con fervor y fidelidad.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos, 35
.
Todos deben compartir los gastos
—Participen todos en los
gastos. Repare la iglesia en que aquellos que deban recibir sus be-
neficios estén asistiendo a la escuela. Se debe ayudar a las familias
pobres. No podemos llamarnos verdaderos misioneros si descuida-
mos a aquellos que están a nuestras mismas puertas, que se hallan
en la edad más crítica y que necesitan nuestra ayuda para obtener el
conocimiento y la experiencia que los capacite para el servicio de
Dios.
El Señor quiere que se hagan afanosos esfuerzos en la educación
de nuestros niños.—
Joyas de los Testimonios 2:475
.
Aliviad la carga financiera de educar a los jóvenes dignos
Las iglesias de diferentes localidades deben sentir que descansa
sobre ellas la solemne responsabilidad de educar a los jóvenes y
preparar sus talentos para que se dediquen a la obra misionera.
Cuando ellos vean en la iglesia quienes prometen llegar a ser obreros
útiles, pero que no pueden sostenerse en la escuela, deben asumir
la responsabilidad de mandarlos a una de nuestras escuelas. Hay
en las iglesias excelente capacidad que necesita dedicarse a servir.
Hay personas que prestarían buen servicio en la viña del Señor, pero
muchas son demasiado pobres para obtener, sin ayuda, la educación
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que necesitan. Las iglesias deben considerarlo un privilegio tener
una parte en sufragar los gastos de las tales.
Los que tienen la verdad en su corazón, son siempre generosos,
y ayudan donde es necesario. Van a la cabeza y otros imitan su
ejemplo. Si hay quienes debieran gozar de los beneficios de la
escuela, pero no pueden pagar toda su enseñanza, manifiesten las
iglesias su liberalidad ayudándoles.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos, 57
.
Fondo para estudios superiores
—Creése un fondo por contri-
buciones generosas para el establecimiento de escuelas [colegios e
instituciones superiores] que lleven adelante la obra educativa. Ne-
cesitamos hombres bien preparados, bien educados, para trabajar en
interés de las iglesias. Deben presentar el hecho de que no podemos
confiar nuestros jóvenes a los seminarios y colegios establecidos
por otras denominaciones; debemos reunirlos en nuestras escuelas,