Los métodos de enseñanza
25
aquietar la nerviosidad del pequeño.—
Pacific Health Journal, enero
de 1890
.
Hay que probar las teorías
—El estudio de los libros será de
poco beneficio, a menos que las ideas obtenidas puedan ponerse
en práctica. Y sin embargo, las sugestiones más valiosas de los
demás deberían adoptarse con reflexión y discernimiento. Tal vez
no se adapten igualmente a las circunstancias de cada madre, o a la
disposición peculiar o el temperamento de cada niño de la familia.
Que la madre estudie cuidadosamente la experiencia de otros, que
advierta la diferencia existente entre sus métodos y los propios, y
pruebe cuidadosamente aquello que realmente parece tener valor.—
The Signs of the Times, 9 de febrero de 1882
.
Métodos empleados en la antigüedad
—Desde los más remo-
tos tiempos, los fieles de Israel prestaron mucha atención al asunto
de la educación. El Señor había indicado que a los niños, aun desde
sus primeros días, se les instruyera acerca de su bondad y grandeza,
especialmente como se revelaba en su ley y en la historia de Israel.
Mediante el canto, la oración y las lecciones de las Escrituras, las
madres tenían que enseñar a sus hijos que la ley de Dios es una
[31]
expresión de su carácter y que a medida que recibiesen en el corazón
los principios de esa ley, la imagen de Dios se delinearía en la mente
y en el alma. En la escuela y en el hogar, gran parte de la enseñan-
za era oral, pero los jóvenes aprendían también a leer los escritos
hebreos, y los rollos de pergamino de las Escrituras del Antiguo
Testamento se abrían a su estudio.—
La Educación Cristiana, 386
.
Enseñad con bondad y afecto
—Los padres y las madres tienen
a su cargo la obra especial de enseñar a sus hijos con bondad y afecto.
Deben demostrar que como padres son los que sujetan las riendas,
que gobiernan, y que no son gobernados por sus hijos. Deben enseñar
que de cada uno se requiere obediencia.—
Carta 104, 1897
.
El espíritu inquieto se inclina naturalmente a la travesura; la
mente activa, si no está ocupada con cosas mejores, prestará atención
a lo que sugiere Satanás. Los niños necesitan . . . ser instruidos, ser
guiados por las sendas seguras, ser mantenidos fuera del vicio, ser
ganados por la bondad, y ser confirmados en el bien hacer.—
Carta
28, 1890
.
Padres y madres, tenéis una obra solemne que realizar. La salva-
ción eterna de vuestros hijos depende de vuestra conducta. ¿Cómo