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Conducción del Niño
Pero si se permite que el egoísmo, la ira y la obstinación se pose-
sionen del niño durante los tres primeros años de su vida, resultará
muy difícil someterlo a una disciplina conveniente. Su genio se ha
tornado displicente; se complace en hacer su propia voluntad; el
control paternal le resulta desagradable. Estas tendencias negativas
se desarrollan con el crecimiento del niño, hasta que, en la adultez, el
egoísmo supremo y la falta de dominio propio lo colocan a merced
de los males desenfrenados de nuestra sociedad.—
Pacific Health
Journal, abril de 1890
.
Nunca debe permitírseles que manifiesten falta de respeto hacia
sus padres. Nunca la terquedad se debe dejar sin reprensión. El
futuro bienestar del niño requiere una disciplina bondadosa, amante,
pero firme.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 86
.
La obediencia a los padres conduce a la obediencia a Dios
Los jóvenes y los niños que tienen padres que oran han recibido
un gran privilegio, porque tienen la oportunidad de conocer y amar
a Dios. Al respetar y obedecer a sus padres, pueden aprender a
respetar y obedecer a su Padre celestial. Si andan como hijos de luz,
serán bondadosos y corteses, amantes y respetuosos de sus padres, a
quienes han visto, y así estarán mejor calificados para amar a Dios
a quien no han visto. Si son fieles representantes de sus padres, y
practican la verdad con la ayuda que Dios les concede, entonces por
precepto y ejemplo reconocen su dependencia de Dios y lo honran
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mediante una vida ordenada y un comportamiento piadoso.—
The
Youth’s Instructor, 15 de junio de 1893
.
Sólo los obedientes entrarán en el cielo
—Que los padres y los
maestros impriman en la mente de los niños la verdad de que el
Señor los está probando en esta vida, para ver si lo obedecerán con
amor y reverencia. Aquellos que no quieren obedecer a Cristo aquí,
no lo obedecerían en el mundo eterno.—
Consejos Sobre la Obra de
la Escuela Sabática, 87
.
Si los padres o los hijos reciben alguna vez la bienvenida en las
mansiones celestiales, será porque en este mundo han aprendido a
obedecer los mandamientos de Dios.—
Manuscrito 60, 1903
.
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