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Conducción del Niño
La indiferencia de los padres estimula la falta de respeto
Si a los niños se les permite la falta de respeto en sus propios hogares,
la desobediencia, la ingratitud y el mal humor, el pecado está a la
puerta de sus padres.—
Carta 104, 1897
.
La madre . . . debe gobernar sabiamente su casa, en la dignidad
de su maternidad. Su influencia en el hogar ha de ser suprema; su
palabra, ley. Si ella es cristiana, bajo la dirección de Dios, conquistará
el respeto de sus hijos. Decid a vuestros hijos exactamente lo que
requerís de ellos.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos,
86
.
Cuando los padres no mantienen su autoridad, entonces cuando
los niños vayan a la escuela, no tendrán respeto por los maestros o los
principios de la escuela. En el hogar no les enseñaron la reverencia
y el respeto que deberían tener. El padre y la madre estuvieron al
mismo nivel que los hijos.—
Manuscrito 14, 1894
.
Resultados de la impertinencia no dominada
—Manifestad
respeto por vuestros hijos, y no les permitáis hablar ninguna palabra
irrespetuosa acerca de vosotros.—
Manuscrito 114, 1903
.
Una actitud sabia de los jóvenes
—El joven que tiene padres y
que considera su deber velar por ellos, y si no tiene padres, consi-
dera a sus guardianes o a las personas con quienes vive como sus
consejeros, como sus consoladores, y en cierto sentido como sus
orientadores, y que se ciñe a los reglamentos que imperan en su
hogar, es un joven sabio y que puede proporcionar mucha bendi-
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ción.—
Testimonies for the Church 2:308
.
Debe fomentarse cuidadosamente la reverencia
—La reveren-
cia, . . . es una gracia que debe cultivarse con cuidado. A todo niño
se le debe enseñar a manifestar verdadera reverencia hacia Dios.—
Profetas y Reyes, 178
.
El Señor desea que comprendamos que debemos colocar a nues-
tros hijos en la correcta relación con el mundo, la iglesia y la familia.
Su relación con la familia es el primer punto a considerarse. Ense-
ñémosles a ser corteses unos con otros, y corteses con Dios. “¿Qué
quiere decir Ud.—podéis preguntar—al afirmar que deberíamos ser
corteses con Dios?” Quiero decir que hay que enseñarles a reve-
renciar a nuestro Padre celestial y a apreciar el sacrificio grande e
infinito que Cristo realizó por nosotros. . . . Los padres y los hijos
deben mantener una relación con Dios tan estrecha que los ángeles