Página 17 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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La huida a Egipto
Herodes habló con engaño al decir que quería ir a adorar a Jesús.
Deseaba saber dónde podría encontrar al niño, para mandarlo matar.
Temía que el Salvador llegara a ser rey y le quitara su reino.
Los magos se preparaban para volver y dar a Herodes la infor-
mación que había pedido. Pero el ángel del Señor se les apareció en
un sueño y les dijo que volvieran a su tierra por otro camino.
“Y cuando ellos hubieron partido, he aquí que un ángel del Señor
aparece en sueños a José, diciendo: Levántate, y toma al niño y a su
madre, y huye a Egipto; y estáte allí hasta que yo te lo diga; porque
Herodes buscará al niño para destruírle.”
Mateo 2:13
.
José no esperó hasta la mañana, sino que se levantó luego y
aquella misma noche emprendió el largo viaje.
Los magos habían hecho valiosos dones a Jesús, y de esta manera
Dios proveyó para los gastos de viaje y para la permanencia de la
santa familia en Egipto, hasta su regreso a su tierra.
Herodes se encolerizó cuando supo que los magos se habían
vuelto a su tierra por otro camino. Sabía lo que Dios había dicho por
su profeta tocante a la venida de Cristo.
Comprendió que la estrella había sido enviada para guiar a los
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magos. Sin embargo, estaba resuelto a destruír a Jesús. En su ira,
“enviando soldados, mató a todos los niños varones que había en
Belén...de dos años abajo.”
Mateo 2:16
.
¡Cuán extraño es que el hombre se atreva a hacer la guerra a
Dios! ¡Qué escena tan espantosa debe haber sido aquella matanza
de niños inocentes! Herodes había cometido ya muchas crueldades,
pero pronto iba a terminar su vida de impiedad, y tuvo una muerte
aterradora.
José y María permanecieron en Egipto hasta después de la muerte
de Herodes. Entonces el ángel apareció otra vez a José y le dijo:
“Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel:
porque ya han muerto los que buscaban la vida del niño.”
Mateo
2:20
.
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