Página 16 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
un Cetro.”.
Números 24:17
. ¿Habría acaso aparecido aquella estrella
para avisarles que el Mesías había llegado? Resolvieron seguirla y
ver adónde los guiaba. Los llevó a Judea; pero cuando ya estaban
cerca de Jerusalén el brillo de la estrella se apagó tanto que no
pudieron seguirla más.
Suponiendo que los judíos podrían conducirlos inmediatamente
al Salvador, los magos entraron en la ciudad y preguntaron: “¿Dónde
está el rey de los Judíos que ha nacido? porque en Oriente vimos su
estrella, y hemos venido para tributarle homenaje.
“Cuando el rey Herodes oyó esto, turbóse, y toda Jerusalén con
él. Y convocando a todos los jefes de los sacerdotes y a los escribas
del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le
dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta.”
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Herodes se conmovió mucho; no le agradó oír hablar de un rey
que pudiese substituirle en el trono. Por tanto habló reservadamente
con los magos, preguntándoles “con particularidad el tiempo en
que apareció la estrella.” Los envió luego a Belén, diciéndoles: “Id,
y averiguad exactamente lo que haya acerca del niño; y cuando le
hallareis, hacédmelo saber, de modo que yo también vaya y le tribute
homenaje.”
Y ellos habiendo oído esto, volvieron a ponerse en camino. “Y
he aquí la estrella que vieron en Oriente, iba delante de ellos, hasta
que llegando, se paró sobre el lugar donde estaba el niño.”
Entrados en la casa sobre la cual estaba la estrella, “hallaron al
niño, con su madre María; y cayendo en tierra, le tributaron homena-
je: abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, olíbano y mirra.”
Mateo 2:2-11
.
Los magos trajeron al Salvador las cosas más valiosas que tenían.
En esto nos dieron ejemplo. Muchos obsequian regalos a sus amigos,
pero no tienen nada para el Amigo celestial de quien reciben todas
las bendiciones. No debemos obrar así, sino reservar para Cristo lo
mejor de todo lo que tenemos: de nuestro tiempo, nuestro dinero y
nuestro amor.
Podemos ofrecerle nuestros dones asistiendo con ellos a los
pobres y enseñando a la gente acerca del Salvador. Así podemos
ayudar a salvar a aquellos por quienes él murió. Dádivas semejantes
recibirán la bendición de Jesús.
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