Página 59 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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La cena pascual
Los hijos de Israel comieron la primera cena pascual al salir de
la esclavitud de Egipto.
Dios había prometido libertarlos. Les había dicho que el primo-
génito de cada familia egipcia iba a ser muerto.
Les había dicho además que señalasen los postes de las puertas
de sus casas con la sangre del cordero degollado, para que el ángel
de la muerte no entrara en ellas.
En cuanto al cordero mismo, debían asarlo y comerlo de noche
con pan sin levadura y hierbas amargas, las cuales representaban la
amargura de su esclavitud.
Mientras comían el cordero, todos debían estar listos para el
viaje. Debían tener el calzado puesto y sus báculos en la mano.
Lo hicieron como el Señor les dijo, y aquella misma noche el
rey de Egipto les hizo saber que podían irse en libertad. Antes de la
madrugada, se encaminaron hacia la tierra prometida.
Por esto, cada año, en la misma noche en que salieron de Egipto,
todos los israelitas celebraban la pascua en Jerusalén. Para esta fiesta
cada familia asaba un cordero y lo comía con pan y hierbas amargas,
como lo habían hecho sus padres en Egipto. También contaban a
sus hijos cómo la bondad de Dios había libertado a su pueblo de la
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servidumbre.
Había llegado el momento en que Jesús tenía que celebrar aquella
misma fiesta con sus discípulos, y mandó a Pedro y a Juan para que
encontrasen un lugar donde aderezar la cena de la pascua.
Mucha gente venía a Jerusalén para la ocasión, y los que vivían
en la ciudad estaban siempre dispuestos a ceder un cuarto de sus
casas para que los forasteros pudiesen observar la fiesta.
El Salvador había dicho a Pedro y a Juan que cuando saliesen a
la calle encontrarían a un hombre cargado con un cántaro de agua.
Debían seguirle y entrar en la casa en que él entrase, y decirle al
dueño de casa:
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