Página 9 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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El nacimiento de Jesús
En la pequeña ciudad de Nazaret, situada entre los cerros de
Galilea, se encontraba el hogar de José y María, quienes fueron
después conocidos como los padres terrenales de Jesús.
Este José era del linaje, es decir, de la familia de David; y cuando
se promulgó un decreto para levantar el censo con el objeto de
repartir los impuestos, tuvo que ir a Belén, la ciudad de David, para
ser empadronado.
Viaje penoso era aquél, en las condiciones en que se hacía en
tan remotos tiempos. María, que acompañó a su esposo, estaba muy
cansada al subir la ladera sobre la cual se extiende Belén.
¡Cuánto anhelaba encontrar un sitio donde descansar holgada-
mente! Pero las posadas estaban ya llenas de gente, y mientras que
los ricos y pudientes estaban bien provistos de todo, esta humilde
pareja tuvo que guarecerse en un tosco edificio donde se cobijaba el
ganado.
José y María no eran enteramente pobres; pues aunque tenían
pocos bienes terrenales, Dios los amaba, y eso les daba felicidad y
paz. Eran hijos del Rey de los cielos, quien les iba a honrar más que
a cualesquiera otros seres humanos.
Los ángeles los habían guardado durante su viaje, y cuando se
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detuvieron para descansar en su pobre alojamiento, no estaban solos,
pues los ángeles les hacían compañía.
Fué allí, en aquel humilde establo, donde nació Jesús nuestro
Salvador, donde le acostaron en un pesebre. En tan dura cuna fué
arrullado el Hijo del Altísimo, Aquel cuya presencia había llenado
de gloria las cortes celestiales.
Antes de venir a la tierra, Jesús era el jefe de las huestes celes-
tiales. Los más encumbrados y gloriosos de los hijos de la mañana
pregonaron su gloria en el momento de la creación. Se cubrían el
rostro ante él mientras estaba en su trono, echaban a sus pies las
coronas que ceñían y cantaban los triunfos de él al contemplar su
grandeza.
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