Una investigación superficial
Cada maestro de la escuela sabática debería sentir que es un
misionero para Dios. Debe aprovechar sus momentos y su aptitud
para obtener un conocimiento de la Palabra de Dios, que pueda
impartir a sus alumnos. Los maestros llegarán a ser ineptos para sus
puestos si no aprenden ellos mismos. Necesitan frescura de ideas,
planes nuevos y sabios, vida, tacto y espíritu en su obra. Tienen que
ser aptos para enseñar.
El maestro no debería limitarse a la repetición de las palabras
escritas en el folleto de la lección; sin embargo, necesita estar perfec-
tamente familiarizado con las palabras lo mismo que con las ideas.
Todo maestro, antes de ponerse a la cabeza de su clase, debería
tener planes trazados con claridad en cuanto a lo que desea hacer
en ese día y en esa ocasión. Recitar una lección vosotros mismos
[132]
delante de la clase no es enseñarla; necesitáis palabras sencillas
e ideas fácil y claramente expresadas. Aseguraos de que vuestros
discípulos os entienden. Si no pueden comprender vuestras ideas,
vuestro trabajo está perdido. No paséis ligeramente por la superficie;
ahondad. La Biblia es la regla y la guía de la vida. Es preciso que una
doctrina sana sea puesta en contacto con las mentes y los corazones
de vuestros discípulos; entonces producirá fruto, pues se verá un
proceder sano como resultado de vuestros esfuerzos.—
Testimonies
on Sabbath-School Work, 24
.
135