¿Haremos lo mejor que podamos?
Mi alma se conmueve dentro de mí mientras el llamado mace-
dónico viene de todas direcciones, de ciudades y aldeas de nuestro
propio país, de allende el Atlántico, y el Pacífico, y de las islas del
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mar: “Pasa a Macedonia y ayúdanos.” Hermanos y hermanas, ¿res-
ponderéis a este clamor diciendo: “Haremos lo mejor que podamos,
tanto en el envío de misioneros como de dinero; renunciaremos a
embellecer nuestros hogares, a adornar nuestras personas, y a com-
placer nuestro apetito; daremos los medios que se nos han confiado
para la causa de Dios, y nos dedicaremos también nosotros mismos
sin reserva a la obra del Señor”? Las necesidades de la causa son
presentadas delante de nosotros; las tesorerías vacías reclaman en la
forma más patética nuestra ayuda. Un peso ahora es de más valor
para la obra que diez pesos en cualquier tiempo futuro.
Trabajad, hermanos, trabajad mientras tenéis la oportunidad,
mientras el día dura. Trabajad, pues “la noche viene, cuando nadie
puede obrar.” Cuán pronto puede venir esa noche, es imposible
que podáis predecirlo. Ahora es vuestra oportunidad; aprovechadla.
Si hay algunos que no pueden realizar un esfuerzo personal en la
obra misionera, vivan económicamente, y den de sus ganancias.—
Testimonies for the Church 5:732, 733
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