Ofrendas de cumpleaños
Bajo el sistema religioso judaico, cuando nacía un niño, se hacía
una ofrenda a Dios, por la propia orden del Señor. Ahora vemos a los
padres afligiéndose especialmente para presentarles dones a sus hijos
en el día de su cumpleaños; hacen de ésta una ocasión para honrar
al niño, como si el honor fuera debido al ser humano. Satanás ha
logrado que se cumpliera su deseo en estas cosas; él ha desviado las
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mentes y los dones hacia los seres humanos; así los pensamientos de
los niños son dirigidos hacia ellos mismos, como si ellos hubieran
de ser hechos los objetos de favor especial. Aquello que debiera
volver a Dios en forma de ofrenda para bendecir a los necesitados, y
llevar la luz de la verdad al mundo, es desviado de su debido curso,
y frecuentemente hace más daño que bien, estimulando la vanidad,
el orgullo y la importancia propia. En los cumpleaños se les debe
enseñar a los niños que tienen razones para manifestar gratitud a
Dios por su amorosa bondad al preservarles la vida durante otro
año. Así pueden impartirse preciosas lecciones. Por la vida, por la
salud, por el alimento, por el vestido, no menos que por la esperanza
de la vida eterna, hemos contraído una deuda para con el Dador de
todas las misericordias; y Dios merece que reconozcamos sus dones,
y que presentemos nuestras ofrendas de gratitud a nuestro mayor
benefactor. Estas ofrendas de cumpleaños son reconocidas por el
cielo.—
The Review and Herald, 9 de diciembre de 1890
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