Página 190 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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Dependencia de Dios
Nuestras escuelas sabáticas no son lo que el Señor quiere que
sean, pues se depende demasiado de las formas y la maquinaria,
mientras que el poder vivificador de Dios no se manifiesta para la
conversión de las almas por las cuales Cristo murió. Si nuestras
escuelas cumplen el propósito de su existencia, este estado de cosas
tiene que cambiar... Cuando los directores y maestros se entreguen
sin reserva a Dios, no sólo harán resoluciones, sino que las pondrán
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por obra. Tan pronto como los obreros de las escuelas sabáticas
y de las escuelas diarias emprendan su obra debida con pleno re-
conocimiento de su dependencia de Dios, la gracia de Cristo será
provista para unirse con sus esfuerzos humanos. Es importante que
cada obrero comprenda que la convicción y conversión de las almas
siguen a la cooperación del esfuerzo humano con el poder divino.
Un ministerio ganador de almas
Una entera consagración del alma tiene que mantenerse tanto
por parte de los maestros y directores de nuestras escuelas sabáticas,
como por parte de los ministros en nuestros púlpitos, porque todos
igualmente están empeñados en la obra de traer almas a Cristo. Cada
uno debe trabajar en su lugar como lo hizo Cristo, con espíritu de
amor por los errados e impenitentes. Esto es lo que Cristo quisiera
ver en la obra de la escuela sabática...
Los ángeles de Dios, que ven el rostro del Padre que está en los
cielos, están contemplando a los niños y jóvenes a quienes vosotros,
como agentes vivos de Dios, estáis enseñando el camino de la sal-
vación. Pensad en esto, directores y maestros. Os halláis ante los
ángeles celestiales, haciendo la obra cuyo carácter dará testimonio
de vuestra fidelidad o infidelidad a Cristo...
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