Una abundante recompensa
Nadie puede trabajar en la escuela sabática ni en la obra de
la temperancia sin segar munífica cosecha, no sólo en el fin del
mundo, sino en la vida presente. El esfuerzo mismo de iluminar y
hacer felices a otros aclarará y ensanchará sus opiniones. Cuanto
más nos esforcemos por explicar a otros la verdad con amor por las
almas, tanto más clara vendrá a ser para nosotros mismos. Siempre
aparece con nueva hermosura y fuerza al entendimiento del que la
expone.—
Testimonies on Sabbath-School Work 108
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