Página 40 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica
llos que tienen suficiente edad para discernir las evidencias, sean
animados a tratar de descubrir nuevos rayos de luz, y a apreciar todo
lo que Dios envíe a su pueblo. La luz que Dios enviará a su pueblo
no aparecerá jamás a menos que sea escudriñada diligentemente la
Palabra de verdad.
El mundo está lleno de toda suerte de errores de naturaleza
engañosa, y es esencial que tanto los alumnos como los maestros
estén seguros de que saben qué es verdad. Hay necesidad de que
reverenciemos la Palabra de Dios, y que reconozcamos su voz en los
oráculos vivientes, para que practiquemos sus preceptos y vivamos
de cada palabra que sale de la boca de Dios. Los que hacen la
voluntad de Dios conocerán si la doctrina es de Dios, porque ningún
engaño ofuscará su mente. Dios llama a todos, tanto a los viejos
como a los jóvenes, a escudriñar diligentemente su Palabra, a fin
de que descubran las valiosas joyas de la verdad. A los pastores y
al pueblo, a los maestros y a los alumnos, a todos se los llama a
estudiar la Biblia.
Una luz preciosa ha de resplandecer de la Palabra de Dios, y
no se atreva nadie a decir qué cosa debe o qué cosa no debe ser
expuesta al pueblo en los mensajes de iluminación que él envíe,
apagando así el Espíritu de Dios. Cualquiera que sea su puesto de
autoridad, nadie tiene derecho de impedir que la luz llegue al pueblo.
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Cuando un mensaje viene en el nombre del Señor a su pueblo, nadie
puede excusarse de investigar sus pretensiones. Ninguno debe arries-
garse, quedándose atrás y asumiendo una actitud de indiferencia y
confianza en sí mismo, diciendo: “Yo sé qué cosa es verdad. Estoy
satisfecho con mi posición. He tomado ya mi posición, y no me
dejaré mover de ella, venga lo que viniere. No escucharé el mensaje
de este mensajero; porque sé que no puede ser la verdad.” Porque
siguieron este mismo proceder, las iglesias populares fueron dejadas
en tinieblas parciales, y por esto los mensajes del cielo no las han
alcanzado.
Cultívese un espíritu susceptible de enseñanza
Dios requiere que aquellos que ocupan puestos de responsabili-
dad en la obra de la escuela sabática se despojen de todo egoísmo,
de toda confianza en sí mismos y de todo orgullo de opinión; si llega