Página 119 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Capítulo 12—En el mundo pero no del mundo
Se me mostró el peligro que corremos como pueblo, de llegar a
asemejarnos al mundo más bien que a la imagen de Cristo. Estamos
ahora en los mismos umbrales del mundo eterno; pero es el propósito
del adversario de las almas inducirnos a postergar la terminación del
tiempo. Satanás asaltará de toda manera posible a los que profesan
ser el pueblo que guarda los mandamientos de Dios y espera la
segunda aparición de nuestro Salvador en las nubes de los cielos
con poder y grande gloria. Inducirá a tantos como pueda a postergar
el día malo, a identificarse en espíritu con el mundo y a imitar sus
costumbres. Me sentí alarmada al ver que el espíritu del mundo
estaba dominando los corazones y las mentes de muchos que hacen
alta profesión de la verdad. Albergan el egoísmo y la complacencia
propia; pero no cultivan la verdadera piedad ni la estricta integridad
Integridad cristiana
En cada transacción comercial sed estrictamente honrados. Aun-
que os sintáis tentados, no engañéis ni mintáis en lo más mínimo.
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A veces un impulso natural puede tentar a alejarse del camino recto
de la honradez, pero no variéis ni en el grosor de un cabello. Si en
algún asunto habéis hecho una declaración acerca de lo que haréis, y
después descubrís que habéis favorecido a otro contra vuestros pro-
pios intereses, no os alejéis ni un milímetro del principio. Cumplid
vuestro convenio
La Biblia condena en los términos más enérgicos toda mentira,
trato falso e improbidad. Lo bueno y lo malo se manifiestan clara-
mente. Pero se me mostró que el pueblo de Dios se ha puesto sobre
el terreno del enemigo, ha cedido a sus tentaciones y ha seguido sus
designios hasta que sus sensibilidades han quedado terriblemente
embotadas. Una ligera desviación de la verdad, una pequeña va-
riación de los requisitos de Dios no se considera tan pecaminosa
cuando entraña ganancia o pérdida pecuniaria. Pero el pecado es
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