Página 120 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
pecado, ya lo cometa el millonario o el mendigo de la calle. Los
que obtienen propiedades por medio de la falsedad están trayendo
condenación sobre su alma. Todo lo que se obtiene por medio del
engaño y el fraude, será tan sólo una maldición para quien lo reciba
Pierde su respeto propio [se refiere a quien miente o práctica
el engaño]. Tal vez no sea consciente de que Dios le ve y conoce
cada una de sus transacciones comerciales, que los santos ángeles
pesan sus motivos y escuchan sus palabras, y que será recompensado
según sus obras; pero aun cuando pudiera ocultar de la inspección
humana y divina su mal proceder, el hecho de que él mismo lo conoce
degrada su mente y carácter. Un acto no determina el carácter, pero
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quebranta la valla, y es más fácil admitir la siguiente tentación,
hasta que finalmente se ha contraído un hábito de prevaricación e
improbidad en los negocios, y no se puede tener confianza en el
hombre
Dios quiere que los hombres que están a su servicio, bajo su
estandarte, sean estrictamente honrados, de carácter irreprochable,
que sus lenguas no pronuncien nada que se parezca a la mentira. La
lengua debe ser veraz, los ojos deben ser veraces, las acciones deben
ser íntegras como las que Dios puede encomiar. Estamos viviendo
ante la presencia de un Dios santo, quien declara solemnemente:
“Yo conozco tus obras”. El ojo divino nos contempla continuamente.
No podemos ocultar un solo acto ofensivo para Dios. Muy pocos
comprenden la verdad de que Dios es testigo de cada una de nuestras
acciones
El creyente: un hombre mejor en los negocios
Un hombre honrado, según la medida de Cristo, es el que mani-
fiesta integridad inquebrantable. Las pesas engañosas y las balanzas
falsas con que muchos tratan de incrementar sus intereses en el
mundo, son abominación a la vista de Dios. Sin embargo, muchos
de los que profesan guardar los mandamientos de Dios trabajan con
pesas y balanzas falsas. Cuando un hombre está verdaderamente
relacionado con Dios y guarda su ley en verdad, su vida lo revelará,
porque todas sus acciones estarán en armonía con las enseñanzas de
Cristo. No venderá su honra por ganancia. Sus principios se basan
en el fundamento seguro, y su conducta en asuntos mundanales es