Página 123 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Capítulo 13—La Biblia
En las Escrituras hay miles de gemas de la verdad que yacen
escondidas para el que busca en la superficie. La mina de la verdad no
se agota nunca. Cuanto más escudriñéis las Escrituras con corazón
humilde, tanto mayor será vuestro interés, y tanto más os sentiréis
con deseo de exclamar con Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas
de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son
sus juicios, e inescrutables sus caminos!”.
Romanos 11:33
Cristo y su Palabra están en perfecta armonía. Recibidos y obe-
decidos, abren una senda segura para los pies de todos los que están
dispuestos a andar en la luz como Cristo es la luz. Si el pueblo de
Dios apreciase su Palabra, tendríamos un cielo en la iglesia aquí en
la tierra. Los cristianos tendrían avidez y hambre por escudriñar la
Palabra. Anhelarían tener tiempo para comparar pasaje con pasaje, y
para meditar en la Palabra. Anhelarían más la luz de la Palabra que
el diario de la mañana, las revistas o las novelas. Su mayor deseo
sería comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Y como
resultado, su vida se conformaría a los principios y las promesas de
la Palabra. Sus instrucciones serían para ellos como las hojas del
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árbol de la vida. Sería en ellos una fuente de aguas, que brotaría para
vida eterna. Los raudales refrigerantes de la gracia renovarían la
vida del alma, haciéndole olvidar todo afán y cansancio. Se sentirían
fortalecidos y animados por las palabras de la inspiración
En su vasta gama de estilo y temas, la Biblia tiene algo para
interesar a cada mente y atraer cada corazón. Sus páginas encie-
rran historia antiquísima; biografías fieles a la vida; principios de
gobierno para regir al estado y gobernar la casa, principios que la
sabiduría humana nunca ha conseguido igualar. Contiene la más
profunda filosofía, la poesía más dulce y sublime, apasionada y pa-
tética. Los escritos de la Biblia, aun considerados de esta manera,
son inconmensurablemente superiores en valor a las producciones
de cualquier autor humano, pero considerados en su relación con
su gran pensamiento central, son de alcance infinitamente más am-
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