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Consejos para la Iglesia
Dios quiere que aprovechemos de todo medio para cultivar y for-
talecer nuestras facultades intelectuales... Si se leyera más la Biblia,
si sus verdades fueran mejor entendidas, habría gente mucho más
esclarecida e inteligente. Se imparte energía al alma al escudriñar
sus páginas
Las enseñanzas de la Biblia influyen en forma vital sobre la
prosperidad del hombre en todas las relaciones de esta vida. Desa-
rrolla los principios que son la base de la prosperidad de una nación,
principios vinculados con el bienestar de la sociedad y que son la
salvaguardia de la familia, principios sin los cuales ningún hombre
puede alcanzar utilidad, felicidad u honra en esta vida, ni asegurarse
la vida futura inmortal. No hay posición alguna en esta vida, ni fase
alguna de la experiencia humana para la cual la enseñanza de la
Biblia no constituya una preparación indispensable
Cristo en toda la Biblia
El poder de Cristo, el Salvador crucificado para dar vida eterna,
debe ser presentado al pueblo. Debemos demostrarle que el Antiguo
Testamento es tan ciertamente el Evangelio en sombras y figuras,
como el Nuevo Testamento lo es en su poder desarrollado. El Nuevo
Testamento no presenta una religión nueva; el Antiguo Testamento
no presenta una religión que haya de ser superada por el Nuevo. El
Nuevo Testamento es tan sólo el progreso y desarrollo del Antiguo.
Abel creía en Cristo, y fue tan ciertamente salvado por su poder,
como lo fueron Pedro y Pablo. Enoc fue representante de Cristo tan
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seguramente como el amado discípulo Juan. Enoc anduvo con Dios,
y ya no fue hallado, porque Dios lo llevó consigo. A él fue confiado
el mensaje de la segunda venida de Cristo. “De los cuales también
profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor
es venido con sus santos millares”.
Judas 14
. El mensaje predicado
por Enoc, y su traslado al cielo, fueron un argumento convincente
para todos los que vivían en su tiempo; fueron un argumento que
Matusalén y Noé pudieron usar con poder para demostrar que los
justos podían ser trasladados.
El Dios que anduvo con Enoc era nuestro Dios y Salvador Je-
sucristo. Era la luz del mundo como lo es ahora. Los que vivían
entonces no estuvieron sin maestros que los instruyesen en la senda